Saturday, August 4, 2007

VADEMÉCUM PARA UN BINOMIO

por Ademar Alpuche

Atada a los dígitos de mi diestra, Erato observa: altas y yertas itálicas higueras, una gótica y lívida almendra, un viñedo arial de transparencias. Erato dormita y sueña con la fertilidad amarga del poeta.

Cuando leo, mis palabras interceptan y dejan en carcasa la maquinaria compleja de la palabra, cazan su vida y su movimiento, y ofrendan a Mnemosine, más que un cúmulo de fantasmas, una pila de muñecas.

Pero a veces, de entre las sílabas y los versos, las consonantes y los fonemas, apareces, y alteras un sistema de esterilidad y resistencia donde recordarte es anatema. Erato despierta cuando te encuentra: tu nombre fluye en la sangre de la remolacha, late en el adjetivo grave que utilizan las exequias o en el camino sobrepoblado de encrucijadas.

Erato liberada derrama entonces sobre las hojas mansas, la oscuridad lírica de sus cataratas:
¿Tú también me recuerdas? ¿Puedes arrancar mi nombre de todas las criaturas de Anfitrite? ¿Puedes sustraerme de todos los ínclitos, germánicos guerreros? ¿Puede un verbo despertarme con el crepitar de los leños o el deslizarse de los remos? Lo ignoro y de mi ignorancia paso al invento y al embeleso.

He unido nuestros nombres robándole a Láquesis su hilo de lino. Hado fatídico. Cuando lúcido miro tu nombre unido al mío, encuentro en ti un espectro y en mí un hombre vivo. Tu nombre: círculo euclidiano, que girado, exhibe su cara de vacuidades. Yo te protejo del olvido y siembro en la nada mis conjeturas, te proveo mi inteligencia, te traspaso mis sentidos. Y así, como estás lejos, mi imaginación te recrea y acerca.

Mi nombre: círculo euclidiano que girado por tus dedos es olvido. O eso creo.


Fotografía blanco y negro por Florentino Fuentes (Serie San Telmo). Captura análoga. Buenos Aires 2006
Texto publicado en la sección Ex Libris de Diario Liberal del Sur. Domingo 2 de enero de 2005

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